Entrevista a la vista
“No hay algoritmos para el ingenio, la ironía, el humor o la redacción con estilo”. No lo digo yo, lo dice Steve Lohr, un reportero del New York Times, pero estoy totalmente de acuerdo ¿Cuál es el patrón de un buen texto? ¿Cuál es la fórmula para escribir una buena noticia? Ojalá algún día seamos capaces de crear una máquina o una aplicación capaz de ello, quizás entonces hayamos inventado…un buen periodista.
Mientras llega o deja de llegar, como periodista –a secas- quiero compartir aquí algunos trucos que, a mí por lo menos, me han sido útiles a la hora de grabar una entrevista.
Mi medio fetiche es la televisión pero creo que con unos pequeños ajustes, lo que os voy a contar se podrá aplicar fácilmente a cualquier ámbito.
Antes de nada, dedica un rato a hablar con la persona a la que vas a entrevistar. Como decía el bueno de Kapuscinski, “es un error escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un tramo de vida”. Así que conoce su historia, entiéndela y sobre todo, organízala. Las personas cuando hablamos de nuestra vida no siempre seguimos un orden lógico y es bastante importante que tú seas quien lo organice. Para ello, debes conocer el tema del que vais a hablar como si fueras tú quien fuera a explicarlo ante las cámaras.
Piensa en lo que te gustaría que te contestara la persona a la que vas a entrevistar. Vale, no os llevéis las manos a la cabeza. No es ninguna argucia, ni pretende serlo, pero si te escribes en un cuaderno esos totales que te vendrían como anillo al dedo, te ayudará y mucho.
No te estreses si tienes que repetir las primeras preguntas. Ten en cuenta que la persona que se sienta delante de los focos es probable nunca antes haya visto una cámara en persona. Tú lo haces a diario pero ellos no. Debe sentirse relajado y es importante que le trasmitas confianza. Es una experiencia que todos compartimos: es necesario cierto tiempo para adaptarse al otro. Tenéis todo el tiempo del mundo, si se confunde, puede repetir.
Regla básica de primero de periodismo: no te olvides nunca jamás de que te retomen la pregunta.
Ve de menos a más. Empieza por las preguntas sencillas y ve creando un clima de confianza. Trata de convertirse en 20 minutos en su amigo, su confidente. A mí personalmente me es de gran ayuda sentarme lo más cerca del entrevistado que el cámara me permita. Una entrevista a voces es siempre mucho menos íntima.
Empatiza, hazles sentir protagonistas. Haz cada entrevista como si entrevistaras a la persona más importante del mundo.
No desprecies a la persona a la que entrevistas. Es muy probable que no comulgues con muchas de las personas con las que te toque hablar, pero no debes ser maleducado ni impertinente. Aprende a escuchar y a dejar hablar, aunque por supuesto, les puedas rebatir.
Interésate por lo que te están contando. No estés nunca más preocupado por cuál era la siguiente pregunta que le ibas a hacer que por lo que te están respondiendo. Si escuchas, la entrevista fluirá sola.
Respeta los silencios. No solo nos valen las respuestas, nunca olvides que una persona transmite mucho cuando está pensando qué contestar. No interrumpas esa comunicación no verbal. Te puede ser de gran utilidad.
Si alguien llora porque está contando algo duro, déjale llorar. Eso es también un gran testimonio. Y si tú también tienes ganas de llorar, llora. Como decía el Che Guevara “sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”.