El blog de Ana Ávila

Srebrenica Inferno

Srebrenica Inferno

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FOTOGRAFÍAS: Iván Pérez

Este post solo quiere rendir homenaje a los más de 8.000 bosnios musulmanes caídos durante el Genocidio de Srebrenica, mostrando desde dentro la ceremonia de conmemoración en la que anualmente se entierra a centenares de varones asesinados por el ejército serbio de Ratko Mladic en 1995

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La Guerra de Bosnia (1992 – 1995) fue consecuencia de numerosos factores políticos y religiosos; a la exaltación nacionalista latente se unió el final de la Guerra Fría y la caída del comunismo en la antigua Yugoslavia de Tito.

En 1991, Eslovenia y Croacia se independizan hiriendo de muerte la unión de Yugoslavia. Siguiendo la estela independentista, en 1992 la actual Bosnia y Herzegovina decide en referéndum su independencia. Sin embargo, Serbia tenía otro plan para BiH. Slobodan Milošević y Radovan Karadžić soñaban con crear la “Gran Serbia”, dejando claras sus intenciones de ocupar el mayor territorio posible aniquilando a todos los bosnios musulmanes. Habitada por un 45% de bosnios musulmanes, un 32% de serbios ortodoxos y un 19% de croatas católicos, Bosnia y Herzegovina era un polvorín a punto de estallar.

Los primeros disparos se escucharon en la aldea de Ravno, al sur del país; varios civiles croatas fueron asesinados por el Ejército de la República de Serbia. Meses después, el 6 de abril de 1992, comenzaba oficialmente la Guerra de Bosnia. El conflicto duró más de tres años y causó cerca de 100.000 víctimas y casi 2 millones de desplazados.
Uno de los capítulos más sangrientos se producía en el pueblo bosnio de Srebrenica. A pesar de ser una “zona segura” controlada por 400 cascos azules de la ONU, la tarde del 11 de julio de 1995 las tropas del general serbio Ratko Mladić asesinaban a más de 8.000 varones musulmanes en el conocido como Genocidio de Srebrenica. Una verdadera “limpieza étnica” que ha quedado olvidada en occidente.
Cada 11 de julio, se conmemora la masacre con una ceremonia funeraria masiva de los cuerpos identificados ese año. En 2012, 520 familias pudieron dar sepultura a 520 seres queridos. Una cifra relativamente pequeña comparada con el total de desaparecidos: 8372.

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09 – JULIO – EL REENCUENTRO

Dos días antes de la conmemoración, llegan a Srebrenica desde Tuzla, pasando por Sarajevo, tres camiones con los ataúdes que se van a enterrar el día 11. Se descargan gracias a columnas humanas formadas por familiares y voluntarios que van pasándose los féretros y colocándolos en el interior de una nave del memorial de Potocari.

No es un lugar casual. Aquella nave industrial, 17 años atrás, fue cuartel general de la ONU para las tropas de UNPROFOR de nacionalidad holandesa. Allí, a Srebrenica habían llegado cerca de 60.000 refugiados musulmanes de las zonas en conflicto, ya que se trataba de una de las tres zonas seguras decretadas por la ONU. Aterrados por las fuerzas serbias y los grupos paramilitares, buscaban la protección de los cascos azules. Belgrado elige este enclave para vengarse de los musulmanes por la ocupación turca y envía a sus fuerzas militares. Comandando la operación, Ratko Mladic parecía omnipotente decidiendo quién vivía y quién no; sentenció a muerte a los hombres, ordenando a sus soldados que mataran a todos.

Con la puesta en el suelo del primer ataúd, toca revivir aquella matanza; al ajetreado proceso de colocación se unen miradas de tristeza y desesperación en la búsqueda de cada féretro.027

Todos los ataúdes, cada uno con un número y una placa, pasan de mano en mano para que el Imán pueda bendecirlos. Los momentos de emoción y los llantos se suceden en diferentes partes de la nave, acompañados de emotivos rezos; es el primer contacto de las familias con sus fallecidos tras 17 años de desaparición. Madres, viudas, hijas y nietas lloran de nuevo sus pérdidas con el consuelo de poder dar al fin sepultura a sus hombres. Tarea complicada si tenemos en cuenta que los restos mortales estaban esparcidos en diferentes fosas comunes a lo largo de Bosnia y Herzegovina.

El sol cae y todos los ataúdes están colocados, sin embargo aún no están en orden.

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10 – JULIO – GRITOS DE JUSTICIA  

El silencio con que amaneció en la mañana del 10 de julio la nave que aguardaba el traslado de los féretros distaba totalmente de los gritos, lloros y rezos de la tarde pasada. Sin embargo, si cerrabas los ojos aún podías escuchar cómo en sus paredes resonaban ecos de dolor e indignación.

Todos los ataúdes amanecen meticulosamente colocados, cada uno ocupa su lugar. La misma distancia entre uno y el de al lado, entre el anterior y el posterior.

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Cruzando la carretera está el Memorial de Potocari. 5.317 lápidas esperan el traslado de los nuevos ataúdes.

La llegada de los militares bosnios es uno de los momentos más especiales de la mañana; con la sincronización típica de una unidad militar, recorren cada uno de los ataúdes buscando algún amigo o familiar, no sin antes rezar por todos los caídos. Todo está dispuesto pero aún faltan miles de voluntarios.

A las 12 de la mañana una oleada de gritos pidiendo justicia anuncia su llegada desde Tuzla; lo hacen a pie, desde el otro lado de las montañas, a través del bosque, siguiendo la misma ruta de escape de los más de 15.000 varones que lograron huir de las garras de Mladic. Fueron los supervivientes de Srebrenica.

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Su llegada a Potocari es un acontecimiento, exhaustos se dirigen al interior de la nave. Formando columnas, bien ellos mismos o bien los familiares de los fallecidos, trasladan los féretros al cementerio donde se colocan por estricto orden para que al día siguiente sean enterrados.

Una vez depositados los ataúdes en el cementerio, las familias entran a velar por última vez a sus difuntos. El sol se pone tras las montañas. Está terminando un día largo de mucho dolor que dará paso a una noche calurosa, víspera del día final.
Ahora solo toca esperar al Infierno de Srebrenica.

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11 – JULIO – EL CORÁN Y LA SEPULTURA  

1995. El general Ratko Mladic toma Srebrenica. No llega un día cualquiera, lo hace, como él mismo asegura “la víspera del día santo serbio”. Quiere honrar a su pueblo, en una fecha tan especial, brindándoles una ciudad cargada de simbolismo; devolver a los serbios lo que considera que le arrebataron los otomanos.

Amanece en el memorial de Potocari. Más de 5.000 lápidas de mármol blanco marcan los lugares donde han sido enterrados parte de los asesinados de Srebrenica. Miles de rosas tiñen de rojo las puertas del cementerio mientras 520 huecos esperan la llegada de nuevos cuerpos. En cuestión de minutos cerca de 50.000 bosnios abarrotan el recinto. No cabe un alma; los que están fuera buscan sitio en las montañas aledañas para poder llevar a cabo el rezo que está a punto de comenzar.

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Es mediodía y el silencio se hace sepulcral. Es la hora de la oración. Cuando el almuecín comienza a recitar el Corán, las miles de personas se ponen en un escrupuloso orden, los hombres delante y las mujeres detrás, todos en una perfecta línea alrededor de los ataúdes y mirando en dirección a La Meca; si escuchas bien puedes llegar a oír los diferentes susurros de los pasajes del Corán de boca de los presentes.

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Al finalizar el rezo, a la señal de los operarios y con un sorprendente orden dentro del caos, los familiares cogen las cajas y en fila india se dirigen hacia sus respectivas fosas donde enterrarán a sus familiares. Madres y viudas aguardan para tener un lugar donde recordar y llorar a sus seres queridos, asesinados a sangre fría por el ejército serbio. Nadie duda a la hora de coger una pala: padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas. Según van acabando los entierros, las familias rezan unidas alrededor de las lápidas.

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Todo ha finalizado, la tierra cubre los féretros y las mujeres dan su último adiós. Poco a poco las 50.000 personas abandonan el memorial, dejándolo vacío, pero no olvidado.

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Todavía hoy se perciben las huellas de la última guerra que asoló Europa a finales del siglo pasado. Srebrenica se ha convertido en un símbolo de heridas sin cicatrizar, de fosas comunes escondidas, de la mala conciencia de la comunidad internacional que no ha podido borrar la culpa de la no intervención. Los Acuerdos de Dayton no fueron capaces de dar un final digno a esta tragedia, El territorio bosnio quedó dividido, sin ningún criterio moral, en dos estados: la Federación de Bosnia y Herzegovina (bosnios musulmanes y croatas católicos) y la República de Srpska. (serbios ortodoxos).
Perteneciente a la República de Srpska. Srebrenica, a 12 km de la frontera con Serbia, antes de la guerra tenía 36.666 habitantes; más del 75% de religión musulmana, el resto eran ortodoxos. En la actualidad, más del 80% de la población es serbia-ortodoxa.

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12 – JULIO – BRATUNAC, NEGAR EL GENOCIDIO

No es un sitio cualquiera ni una fecha al azar. Un día después del 11 de julio, a 11 kilómetros de Srebrenica, los nacionalistas serbios conmemoran “sus víctimas”. Recuerdan que el 12 de julio de 1992, 69 civiles y militares serbios fueron asesinados por las tropas musulmanas de Naser Oric en el mismo sito donde actualmente se levanta el memorial. Sin embargo, cabe preguntarse si esta fecha no está elegida con otra intención. Se trata de un día clave para la historia serbia, por eso Ratko Mladic elige la madrugada del 11 de julio de 1995 para llevar acabo la matanza de Srebrenica. Provocación o no, esta celebración no hace más que alimentar los odios entre etnias.

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En esta ceremonia es cuestionable casi todo. Con la excusa del recuerdo a los caídos, los serbios celebran la victoria y “recuperación” de los terrenos supuestamente ocupados anteriormente por los musulmanes, como Bratunac. En la comarca de Drina central, antes de la guerra la mayoría de la población era musulmana. El ejército serbo-bosnio hizo una limpieza étnica expulsando a toda la población bosniaca.

Una ceremonia cargada de cinismo que se celebra en el cementerio militar de Zalazje. La conmemoración serbia se basa en la completa negación del genocidio con el argumento de que la ofensiva serbia fue provocada en respuesta a los ataques de bosnios musulmanes de Srebrenica contra los serbios de pueblos vecinos. Pero según las Naciones Unidas “los ataques no tenían relevancia y se llevaron a cabo por personas en busca de alimentos”, dado que las fuerzas serbias impidieron todo acceso a los convoyes humanitarios lo que llevó a la población a un estado de hambre y frío. Así, reescriben la historia, distorsionan los hechos.

Fuentes serbobosnias, afirmaron que 995 serbios habían sido asesinados en la región de Srebrenica. Hoy aseguran que son 3.500 los cuerpos que están enterrados en este cementerio. Los cambios en las cifras, no son – como en el caso de Srebrenica- porque se descubran nuevas fosas comunes con los restos de los fusilados, sino porque los manipuladores agregan a las víctimas nombres de los serbios muertos en otros puntos de Bosnia y no necesariamente durante la última guerra.

La “fiesta” esta bañada en cerveza, rakija y cerdos asados, es un recordatorio de que las tierras donde están enterrados los más de 5.000 musulmanes son serbias, dejándoles claro a las víctimas que los culpables no se arrepienten de las atrocidades cometidas; prueba de ello es la presencia de miembros de grupos paramilitares como “Los Escorpiones” o actuales dirigentes serbo-bosnios.

Si quieres ver el reportaje completo pincha aquí.

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    1 Comment

  1. Un dolor y un enigma. Soy escritora y acabo de terminar mi micronovela acerca del ataque a Srebrénica. Será publicada por Asterión Ediciones y pretendo lanzarla el 11 de julio de este año como un homenaje a los caídos y sus familias. Cuando salga de imprenta, me gustaría enviarles un ejemplar. Un abrazo
    Gabriela Aguilera Valdivia

    Gabriela Aguilera Valdivia

    May 6, 2015

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